25 /11/2015
Día Internacional contra la Violencia de Género
Mitos
referidos al maltrato:
Los hombres que
maltratan lo hacen porque tienen problemas con las drogas o el alcohol
Un hombre no maltrata porque sí, ella también
habrá hecho algo para provocarlo
Los hombres que agreden a su pareja están locos
Lo cierto es que…
La mayoría de las veces, las agresiones, amenazas
e intimidaciones son actos premeditados. El violento agrede cuando la mujer es
más vulnerable o nadie puede ayudarla.
El alcohol y drogas pueden disminuir las
inhibiciones o el control de la conducta, pero no son excusa para actitudes
violentas.
Las conductas violentas son única y exclusivamente responsabilidad de quién las ejecuta.
Culpabilizar a las víctimas va en consonancia con una sociedad machista.
Los violentos no padecen especialmente ninguna
patología y son responsables de sus actos. Someten y dominan para
autoafirmarse.
Mitos
sobre la violencia sexista:
Sólo el maltrato físico es peligroso.
Los problemas se solucionan con el tiempo.
El amor puede cambiarlo
Lo que ocurre en la pareja es privado, no hay que
intervenir
Sólo ocurre en familias ‘con problemas’
Los hombres también son agredidos por sus
compañeras
Si se tienen hijo-as, mejor que no se separen.
Ella tiene la culpa por aguantar y seguir con él.
Ella está exagerando, si fuera tan violento ya se
habría ido.
Lo cierto es que…
El
maltrato físico es el más evidente, pero también se ejerce violencia con
miradas, silencios, palabras, insultos, amenazas…estrategias para anular a la
mujer.
Está
comprobado que con el tiempo las agresiones se vuelven violentas y más recurrentes.
En
el maltrato no hay sentimientos de amor,
sino de posesión, control y dominio. Cuando hay amor no se intimida, manipula,
limita y daña.
Ninguna
situación que dañe a un ser humano puede considerarse privada, porque es un
delito contra la libertad y la seguridad, tipificado en el Código Penal. Hay
que denunciarlo.
El
maltrato se da en todos los grupos sociales, étnicos, socio-económicos y
culturales. No hay un rasgo típico del maltratador, únicamente el de tener o
haber tenido una relación afectiva con la víctima.
Aunque
hay mujeres que agreden a sus parejas, son una mínima parte y la mayoría en
defensa propia y aún así, la condena
social es mayor y más dura para las mujeres.
Es
negativo para los niño-as vivir y socializarse en un ambiente violento. Los
maltratos son lo que asociarán con ‘amor’. Es grave para su bienestar emocional
y como modelo de aprendizaje.
La
violencia provoca pérdida de autoestima, depresión, miedo y sentimientos de
incapacidad. Además, la mujer maltratada suele carecer de medios económicos y
apoyo social. Esto hace que no abandone
al agresor.
Cuando
una mujer maltratada pide ayuda, generalmente la situación ya se ha convertido
en muy peligrosa. Hasta hace poco, la sociedad no reconocía la violencia
doméstica, diciendo que no era para tanto y que formaba parte de lo que la
mujer tenía que soportar en un matrimonio.
Conclusión
De los hombres y las mujeres depende tomar conciencia de las relaciones de poder que sostienen la violencia sexista y de atender las otras formas de violencia que se ejercen en nuestra sociedad sobre las mujeres: familiar, doméstica, laboral, comunitaria y estatal.
De los hombres y las mujeres depende tomar conciencia de las relaciones de poder que sostienen la violencia sexista y de atender las otras formas de violencia que se ejercen en nuestra sociedad sobre las mujeres: familiar, doméstica, laboral, comunitaria y estatal.