Fotografía: Miguel Morales |
por Roberto del Río
Alguien dirá que la sonrisa no depende de química alguna. Que
la sonrisa o el ceño fruncido son opciones personales, directamente
relacionadas con nuestra interpretación benévola o fatídica de las
circunstancias externas. Por otra parte existe toda una industria farmacológica
al servicio del estado de ánimo. A cambio de tu firme adhesión al tratamiento
florecerá tu sonrisa en un mundo hermoso, prometen.
Del absoluto control interno a la completa dependencia de un
fármaco, las posturas anteriores son los extremos de un continuo donde la
virtud, como casi siempre, se agazapa en los términos medios. Es cierto que
nuestra capacidad para moldear las emociones en función de los pensamientos es
considerable; como también es verdad que existe una química de la sonrisa que
se complementa recíprocamente con lo anterior. Una química que no sigue el camino
habitual del laboratorio a la farmacia, sino que procede de la tierra y se
sintetiza en los alimentos que luego encontramos en los mercados.
Fotogtafía: Miguel Morales |
Y es que los alimentos encierran todos los nutrientes
necesarios para la vida y la salud, proteínas, vitaminas,
minerales, flavonoides… No hay mejor farmacia -ni en encanto, fragancia o surtido- que
una frutería.
Pero expliquemos por qué.
Empecemos por la energía. Los cereales integrales la aportan
a través de sus hidratos de carbono de absorción lenta. Una falta de energía
lleva al cansancio y la irritabilidad, por eso la primera medida para mantener
estable nuestro ánimo es no quedarnos sin combustible.
Los cereales también nos proveen de vitaminas del grupo B, fundamentales para
la salud del sistema nervioso. Las vitaminas B5 y B12 están relacionadas con la
síntesis de los neurotransmisores, junto con los minerales zinc y magnesio y el
aminoácido triptófano, cuya absorción se ve notablemente favorecida por los carbohidratos.
Foto: Miguel Morales |
Otro mineral que ayuda a mantener un tono anímico adecuado es
el hierro. Si sufres falta de concentración, desánimo o fatiga exagerada puede deberse
a bajos niveles de hierro. Las lentejas son ricas en este
mineral, así como las semillas de calabaza y las verduras de hoja verde entre
otros alimentos. Las lentejas, además, aportan ácido fólico, que interviene en
la síntesis de la dopamina, y una cantidad de proteínas muy interesante (aunque
en materia de ácido fólico nadie le gana a la humilde lechuga). Otra legumbre
que no debemos olvidar en la química de la sonrisa son los garbanzos, por su riqueza en triptófano.
El déficit de magnesio ocasiona mal humor, dificultad para
concentrarse e insomnio. El magnesio se encuentra en todas las verduras de hoja
verde, en las crucíferas, la remolacha, el chocolate, los
dátiles, el aguacate, etc. El aguacate, además, posee tirosina, necesaria en la
síntesis de la dopamina, fenilalanina, precursora de las endorfinas, y ácidos
grasos que actúan como lubricantes de los neurotransmisores. Su contenido en
magnesio, junto con la vitamina B6, contribuye de modo necesario a que el
cuerpo elabore serotonina, un neurotransmisor implicado en el sentimiento de
calma.
Fotografía Miguel Morales |
Los copos de avena, ricos en ácido pantoténico, y los
huevos, que aportan proteínas, vitamina B12 y zinc, contribuyen a evitar los
dolores de cabeza, los cambios de humor y el cansancio, y a mantener en buen
estado la memoria.
Y por último, mencionemos los ya famosos ácidos grasos omega
3, cuyas mejores fuentes son el aceite de linaza, las nueces y el pescado azul.
En la química de la sonrisa, los omega 3 son necesarios para una correcta
comunicación de las células nerviosas, y su carencia puede implicar inestabilidad emocional, ansiedad o depresión.
Esto es sólo un resumen, y que me perdonen los alimentos que
por cuestiones de espacio -en este artículo y en mi memoria- no he podido
mencionar. Sólo me queda reclamar para las comidas un entorno favorable, un
ambiente relajado y esa actitud de los comensales inteligentes que saben que "somos lo que comemos": una de las pocas frases que a pesar de haberse vuelto un
tópico mantiene toda su frescura y expresividad.
Por ello, para terminar, un consejo:
come sonrisas.
Fotografía: Miguel Morales |
(Documentación: revista Integral)
Muy buen artículo , sano y sabroso . Cuando se lee algo así apetece un montón una dieta basada en estos alimentos pero a veces haría falta la ayuda de un terapeuta para moderar la ansiedad por otros menos saludables que conllevan riesgos para la salud. Vale la pena si nos garantiza una buena salud y una amplia sonrisa.
ResponderBorrarNunca llegamos a ser conscientes de la influencia que tienen los alimentos en nuestra salud mental. Un artículo MUY INTERESANTE! Me encanta!
ResponderBorrarNo somos conscientes de lo que influye la alimentacion en nuestra salud mental. Un artículo MUY INTERESANTE, me encanta!
ResponderBorrarGracias Gloria y Edith por vuestros comentarios. Ojalá la alimentación sea tenida más en cuenta en la enseñanza, en la medicina y en nuestra práctica diaria. Abrazos y sonrisas.
ResponderBorrarGracias Gloria y Edith por vuestros comentarios. Ojalá la alimentación sea tenida más en cuenta en la enseñanza, en la medicina y en nuestra práctica diaria. Abrazos y sonrisas.
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