miércoles, 9 de diciembre de 2015

¿Procastinas?


Fotografía: Miguel Morales

por Beatriz Rey Tilve

Procastinación: bajo este curioso nombre se encuentra la costumbre de postergar o posponer las actividades o acciones. Según la Wikipedia se trata de: la acción o hábito de postergar actividades o situaciones que deben atenderse, sustituyéndolas por otras situaciones más irrelevantes o agradables. (http://es.wikipedia.org/wiki/Procrastina)
El procrastinador reduce la ansiedad que le provoca la tarea pendiente distrayéndose con otras actividades (leer, jugar con el móvil, mirar la tele, navegar por internet) o cediendo a actividades compulsivas: comer, comprar…

¿Por qué no sacamos esa tarea de delante? Muchas veces la razón es que no nos apetece en absoluto hacerla, otras, el perfeccionismo extremo o el miedo a fracasar nos hacen ver muy cuesta arriba su realización.
Todos hemos procrastinado alguna vez en nuestra vida. El problema se presenta cuando esta manera de ‘no enfrentarse’ a las situaciones se convierte en crónica.
La terapia puede ayudarte a superar este mal hábito, pero también sencillas estrategias que voy a proponerte a continuación:

Foto: Miguel Morales

1. Una lista de todas las tareas que tienes para hacer
Es útil contar con una pequeña libreta donde vayas anotando todas las cosas que tienes para hacer. Si las anotas, no gastarás energía intentando recordarlas.

2. Clasifica las tareas pendientes en urgentes y/o importantes
Son tareas urgentes aquellas que tienen un límite de tiempo. Son tareas importantes aquellas que ineludiblemente tienes que hacer

3. Ponte plazos
Divide el día o la semana en horas que puedes dedicar a esa tarea y marca en una especie de cronograma el tiempo que le dedicarás según el plazo de entrega o realización que tengan.

4. Toma decisiones
A veces postergamos tareas porque no nos decidimos por un plan de actuación. Si dudas, elige el que más razonable te parezca, ya tendrás tiempo a hacer cambios si no se ajusta a tus objetivos 

Foto: Miguel Morales
5. Divide la tarea en pequeños pasos concretos
No hace falta que hagas todo de un tirón. Si te resulta agobiante por la dificultad o por la cantidad de tiempo que te va a llevar, planifica por partes la tarea. Puedes elegir que partes harás primero. Podrías empezar por las más fáciles o más cortas y así tendrás la sensación de que ya has hecho mucho trabajo.

6. Da un primer paso

No hace falta que le dediques mucho tiempo al principio, puedes simplemente comenzar la tarea. Proponerte dedicarle 10 minutos y hacerlo.

7. Evita las distracciones
Aleja de ti el móvil, la tele, internet,  el correo, etc.


Fotografía : Miguel Morales

8. Intenta realizar toda la tarea, luego la perfeccionarás
A las personas perfeccionistas les conviene este consejo. Saca todo el trabajo que puedas adelante sin intentar que vaya perfecto, una vez terminado, puedes perfeccionar aquellos aspectos que lo necesiten.

9. Aprende a pedir ayuda
En ocasiones  la tarea presenta mucha dificultad. Otras, no tenemos la suficiente habilidad o conocimientos para realizarla. En esos casos, no temas pedir ayuda a alguien que tenga más experiencia o conocimientos que tú.

10. Recompénsate
Piensa en qué premios te harían feliz. Haz una lista de todas aquellas cosas que te gustaría obtener, desde las más materiales a las inmateriales, desde las más simples a las más complejas, desde las más baratas a las más caras.  Y ten el sentido común de elegir entre todas ellas, aquellas que están más acorde con el esfuerzo que te exige la tarea. Es bueno que aprendas a premiarte por plazos cumplidos y por tarea final. Es decir, cada día que cumplas con lo que te has propuesto, date un pequeño capricho (un baño relajante, un paseo, una cerveza, una comida que te guste, ver una película, etc). Y cuando por fin hayas terminado todo el trabajo, prémiate con algo mayor.

11. Promociónate y recuérdalo
Muchas veces nos asustan los retos a los que tenemos que enfrentarnos porque no recordamos todas las veces que ya hemos hecho un esfuerzo similar. Solemos recordar los fracasos, las cosas que nos han salido mal, pero olvidamos aquellas donde hemos hecho un buen papel. Así que a partir de ahora, comparte con tus seres  queridos todos esos pequeños éxitos que vas consiguiendo, de modo que le des el reconocimiento que se merecen y sobre todo, anótalos en alguna parte para que puedas tenerlos presentes.


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